lunes, 30 de agosto de 2010

Caperucita en Manhattan, de Carmen Martín Gaite

Este libro está escrito para un público adolescente, según las actividades propuestas al final, aunque yo diría que más pre-adolescente, pero bueno.


Aún así está muy bien, plantea la historia de una niña que vive en una familia común, con una madre con ganas de estar siempre ocupada limpiando, quejándose, y preocupándose de lo que dice la vecina, con la intención de llevar una vida lo más anodina posible, y que su hija sea una niña lo más normal posible. Pero le salió una hija bastante inteligente a la que le encanta leer, que tiene una curiosidad por la vida increíble, y que además de mayor quiere ser como su abuela (la madre de su madre) que fue cantante, porque prefiere pasarse el día bebiendo champán y con vestidos largos que viendo la tele y quejándose de su vida y del poco dinero que tiene.

En la novela, escrita en modo de cuento, esa niña hace el papel de caperucita, el lobo es un señor muy rico que vive sólo preocupado de ganar más dinero y de lo que la gente dice de su tarta de fresa (porque el señor Lobo es el dueño de la mayor pastelería de Manhattan, muy famosa por sus tartas, antaño sobre todo por la tarta de fresa) y hay una mujer que encarnaría el papel de hada de los cuentos, que no es ni más ni menos que la Libertad, con mayúsculas, además de haber sido de joven la modelo en la que se inspiró el escultor de la estatua de la Libertad.

Con todo esto, ya está el cuento servido: es la aventura de la niña por la isla de Manhattan, en un momento en que consigue quedarse sola, sin padres, y se va a descubrir esa isla que se ha aprendido de memoria, pero que nunca ha podido visitar. Por supuesto, esta aventura simboliza el proceso de madurez de la niña y su conquista por la libertad, entre eso por distanciarse de la madre y del mundo que tiene alrededor para encontrar su propio mundo.

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