martes, 3 de agosto de 2010

Las olas, de Virginia Woolf

Este libro ya lo empecé a leer hará unos tres o cuatro años, lo empecé, me parecía algo denso, avanzaba despacio y me surgió algo que me quitó tiempo y lo dejé.

Pero este verano me he decidido a leerlo porque tenía ganas, me daba rabia haberlo dejado a medias y encima es uno de los libros favoritos de una amiga mía, así que había que intentarlo.

Y me gustó desde el principio, me siguió pareciendo denso pero me fui acostumbrando a su ritmo, demasiado poético para mis gustos habituales, pero hay que reconocer que está genial.

El libro se compone de diálogos, aunque sería mejor llamarlos monólogos, de seis personas, tres chicos: Bernard, Louis y Neville, y tres chicas: Susan, Rhoda y Jinny, que van creciendo a medida que avanza el libro. Además tiene intercaladas unas descripciones de un paisaje según avanza el sol a lo largo de un día. Estas descripciones son las que sirven de separación para las distintas etapas de la vida de los protagonistas.

Está escrito de tal manera que llega uno a identificarse con cada uno de los personajes en algún momento del libro. Son completamente distintos, pero en algunos de los monólogos nos convencen totalmente de su manera de ser y de sus sentimientos.

Me ha gustado mucho, aunque tengo que reconocer que no podría leer un libro como éste cada semana, pero la verdad es que me ha acabado enganchando. De hecho del primer tirón me leí bastante, me pareció que más de lo que leí la primera vez y me sorprendí de haberlo abandonado tan rápido.

Lo que resulta más extraño es el tono poético que tiene, al que hay que acostumbrarse, pero me parece una maravilla de libro, y el monólogo final, que es probablemente el más largo, es genial



Comentario en la wikipedia inglesa: http://en.wikipedia.org/wiki/The_Waves



Un extracto que me gustó, sacado de la traducción que he leído: 
"... Cuando regresamos de nuestra inmersión -¡cuán dulce, cuán profunda!-, y salimos a la superficie, y vimos a los conspiradores todavía en pie, allí, sentimos cierta compunción. Habíamos perdido lo que ellos habían conservado. Les interrumpimos. ..." (Traducción de Andrés Bosch, Edición de 2002)



Leyendo:
Entre visillos, de Carmen Martín Gaite (en el metro)
La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera (en casa)

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